El proceso de los cultivos no depende solo de la mano del hombre. Hay que saber interactuar con la Naturaleza y cuidarla. Si sabemos, cuidamos con mimo y alimentamos las plantas de nuestro pequeño huerto, la tierra será agradecida con nosotros. Ella nos da alimento, entusiasmo y salud.
Aunque a veces no se dé la cosecha esperada, podemos seguir con nuestro empeño y volver a plantar. La propia tierra nos enseña a no caer en el desánimo, y pronto tendremos los frutos deseados por nuestro trabajo. Sin olvidar que la tierra es un ser vivo, esta nos recompensa en la medida que nosotros la recompensamos a ella.
La idea es que la tierra es como nuestro socio o lugar de trabajo. La contrapartida de nuestro trabajo será en frutos y no en dinero, y valorar de verdad nuestro esfuerzo. Eso sí, paciencia sobre todo.
Este mes sembramos en semillero, aunque depende de cada zona: BERENJENA, LECHUGA Y REPOLLO.
Todo empieza por una buena organización y planificación de lo que vamos haciendo. Yo he empezado por dibujar un pequeño croquis de la situación de las diferentes verduras que voy a plantar con las distancias totales del huerto (8 m x 4 m) más o menos:
Hay unas pautas generales que tenemos en cuenta:
- No plantar la misma verdura el segundo año en el mismo lugar que el primero, así como verduras pertenecientes a la misma familia.
- Tener muy en cuenta en qué posición estará el sol en primavera y verano, cuando las plantas estén en su apogeo, ya que unas podrán cubrir de sombra a las otras y estas al necesitar el sol quedarse sin crecer.
- Las plantas de distintas familias suelen ser aliadas entre sí. Así cuando unas son atacadas por algún insecto, las plantas colindantes hacen de repulsivo de este insecto o de planta trampa. Por ejemplo, esto pasa con las patatas y las berenjenas, donde el escarabajo de la patata se siente atraído por la berenjena donde se le atrapa con más facilidad. O la buena vecindad de la cebolla con la zanahoria que repelen mutuamente a la mosca de cada una.
Tampoco debemos olvidar por ello los abonos de cada planta que son incorporados en el terreno.
Para empezar y sirviendo como ejemplo están en el huerto ya plantados desde noviembre los bulbillos de ajo y cebolla los cuales sirven como escoba del terreno que recogen los últimos nutrientes y los que aboné con ceniza, además añadí azufre para la cebolla y huesos (fósforo) para los ajos. Estos ya empiezan a crecer en el mes de enero, cuando aún es posible plantarlos.
En el mes de enero y sin prisa pero sin pausa empezaremos los trabajos en el semillero de las primeras plantas: lechugas y berenjenas. Así comenzamos por conseguir los útiles necesarios:
A la izquierda se encuentran las semillas de cogollos de Tudela y a la derecha las berenjenas que previamente pasaron unos 7 días en la nevera. Esto lo hago para que germinen mejor.
Algunos campesinos siguen orientandose por las fases de la Luna, como era costumbre en la antiguedad a la hora de los trabajos de la huerta. Así en la Luna creciente los días son buenos para las plantas con desarrollo aéreo y por el contrario los días de Luna decreciente son buenos para las plantas que se desarrollan bajo tierra. Ver: calendario lunar
Aries, Leo y Sagitario: influencia en semillas y fruto.
Geminis, Libra y Acuario: influencia en las flores.
Cancer, Escorpio y Piscis: influencia en los tallos y hojas.
Tauro, Virgo y Capricornio: influencia en las partes subterráneas.
Así hoy 15-1-2013 la Luna está en la fase creciente, en el signo de Piscis (influencia en las hojas) cambiando mañana a Aries (influencia en las semillas). Es un buen momento para sembrar lechugas(hojas), y no tanto para berenjenas (semillas), se puede esperar a mañana en el segundo caso.
Los materiales para componer el semillero de 16 berenjenas:
- Bolsa de sustrato, que se compra fácilmente en tiendas de jardinería; - 8 recipientes de plástico, que serán la base de cada semillero, yo he cogido la parte inferior de unas botellas de 2 litros; - Una cuchara que nos servirá para introducir la tierra en nuestros recipientes, junto con un artilugio que sirva para enterrar la semilla en la tierra. - Y, por supuesto, las 16 semillas.
Rellenamos los recipientes con el sustrato y preparamos el agua para regar al final y un elemento que nos sirva para hacer los pequeños agujeros en la tierra.
Hacemos unos ligeros orificios en la tierra donde introducimos las 16 semillas, 2 en cada recipiente. Tapamos las semillas y regamos, dejando la tierra húmeda, no encharcada. A continuación podemos dejar sobre el suelo caliente o introducir en un pequeño invernadero.
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La berenjena es una de las plantas más lentas en su desarrollo, por eso decidimos plantar en enero, se puede hacer después y su transplante le haremos allá por mayo. La germinación de la semilla necesita una temperatura entre 15º y 20º y germinará al cabo de 14 a 21 días. En el caso de los cogollos el tiempo de germinación es de entre 6 y 12 días y la temperatura 20º. Combiene apuntar en una libreta los trabajos realizados y la fecha para luego ver los posibles errores o aciertos y rectificar.
Mientras tanto y llegando a los últimos días de enero, nos disponemos a las primeras labores sobre el terreno. A partir de entonces aprovechamos cualquier momento disponible en el que brille el sol para salir a la huerta. Yo he comenzado por escardar, ya que la tierra está húmeda y las malas hierbas salen con facilidad, y limpiar las fresas. Con esta labor aprendemos a conocer la tierra fértil. Sirviéndonos como punto de partida, sabremos que la tierra alrededor de las raíces de las malas hierbas es donde se concentran el mayor número de nutrientes. Y por ello es ahí donde las lombrices de tierra encuentran su alimento.
Los ajos empezaron a crecer y los vigilamos para que las malas hierbas no les invadan, también para que la tierra que los cubre nos los deje al descubierto; por ello los recalzamos con cuidado.
Uno de los enemigos naturales de los huertos es el topo, así a la mínima ocasión hay que cazarles sin venenos y sustancias que contaminan la tierra. Cuando salen a la superficie son más vulnerables lo que hay que aprovechar.
Un detalle para comenzar el año, es el de la remolacha. Si han aguantado los fríos (seguramente que sí), y las recogemos para ocupar la zona con la plantación de otra verdura, podemos recogerla toda y guardarlas en cajas para conservarlas, de la siguiente forma: colocamos una cama de tierra nivelada en el fondo de la caja. Encima colocamos unas remolachas ordenadas y sin apelotonarlas. Volvemos a extender algo de tierra sobre los frutos hasta taparlos. Encima colocamos otra camada de remolachas. Volvemos a taparlos y así asta llenar la caja.
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