14 de enero de 2014

HAMBURGUESAS DE LENTEJAS

Para preparar unas hamburguesas ricas y nutritivas de LENTEJAS ROJAS solo hace falta un poco de tiempo y los siguientes 
INGREDIENTES:
  • 100 gr. de lentejas rojas.
  • 1/2 rama de apio limpia y picada.
  • Una zanahoria pequeña y picada.
  • 500 ml de agua.
  • 1/2 cucharadita de cilantro molido.
  • 1/2 cucharadita de comino molido.
  • 140 gr. de pan rallado.
  • Dos cucharaditas de harina.
  • Una clara de huevo ligeramente batida.
  • Una cucharada de perejil fresco picado (opcional).
  • Una cucharada de aceite de oliva.



Mezclamos las lentejas, el apio, la zanahoria, el agua, el cilantro y el comino en una cazuela grande y llevamos a ebullición (se puede disminuir la cantidad de agua hasta 400 ml, para que en el proceso de cocción el agua se evapore más rápido y que no se deshagan mucho las lentejas), luego bajamos el fuego a medio-bajo, como suelen hacer en la cocción de las legumbres. Dejamos a fuego lento sin cubrir durante 20 min. o hasta que la mezcla se espese y la dejamos a enfriar.


Introducimos en la mezcla enfriada la mitad del pan rallado. Mezclamos removiendo los ingredientes para obtener una masa homogénea. Hacemos con la ayuda de una cuchara y las manos remojados en el agua fría (para que no se peguen las hamburguesas a las manos) unas hamburguesas (de tamaño algo más grande de una cuchara), las aplastamos un poco para que tengan una forma plana. Rebozamos las hamburguesas primero en la harina, luego en la clara de huevo y después en el pan rallado.

                                                                         
Calentamos aceite (tal cantidad que no se cubran las hamburguesas por completo y que tampoco floten en el aceite) en una sartén y freímos las hamburguesas por ambos lados hasta que se queden doradas. Escurrimos el exceso del aceite sobre papel de cocina. 
Se pueden servir con una salsa de yogur.


SALSA DE YOGUR:

  • 125 ml de yogur desnatado.
  • Un diente de ajo pequeño, machacado.
  • Una cucharadita de limón.
  • Un poco de sal.
Para obtener la salsa sólo hay que mezclar los ingredientes.



1 de enero de 2014

NOVIEMBRE EN EL HUERTO

El nuevo mes en el huerto es el mes de la siembra de ajos y cebolla. Se puede esperar algo más, pero no lo recomiendo, por si más tarde aparecen los fuertes fríos y lluvias duraderas. A partir de ahora hay que aprovechar cada rayo de sol, ya que nos acercamos al invierno. Empezamos recordando el plano de septiembre, donde situamos cada hortaliza. He  decidido reducir un poco el espacio de cebollas y ampliar el de ajos ya que estos ocuparán algo más. Consideramos estas distancias (en metros) como aproximadas.

Comenzamos limpiando de malas hierbas, la zona donde pondremos los ajos y cebollas. Según la zona los ajos se pueden plantar hasta febrero y la cebolla hasta abril. A mi me dan mejor resultado plantando en noviembre o diciembre. 
Puede que aparezcan los gusanos blancos o roedores, al levantar con la horca la tierra. A estos insectos hay que eliminar de inmediato, ya que pueden ser una plaga y se alimentan de las raíces de diferentes plantas. Aparecen en cualquier época del año, en diferentes tamaños.

                               

El primer abono que necesitaremos será el potasio que encontramos en forma de ceniza, siempre que provenga de quemas de madera o restos sin tratamientos químicos ni pinturas.
El segundo abono es el azufre, esparcido sobre la ceniza.
El tercero son cascaras de huevos trituradas o calcio, que reduce la acidez del suelo. No queremos una zona rica en nitrógeno.
En último lugar está el fósforo o huesos triturados o calcinados. Este le esparcimos sobre la zona de ajos solamente.


Vemos que utilizo un metro de carpintero, muy útil para medir distancias en la tierra. He delimitado la zona de ajos con una cuerda atada en los extremos y separarla de la zona de cebollas. A continuación levantamos la tierra con la ayuda de una horca, sin revolverla. Los grumos de tierra se descomponen con el frío.


Antes de que comiencen los fuertes fríos y el suelo se endurezca por las heladas recojo las últimas zanahorias. Ya cuando la tierra está helada los frutos dejan de crecer, aunque algunas hortalizas aguanten los fríos. Por su parte la piéride de la col ya está en su estado adulto y ha devorado parte de alguna de las coles.






Debido al frío y la nieve tal vez tenga que retrasar la plantación de ajos y cebollas. Aunque el tiempo nos ha retrasado los trabajos hay que decir que el frío y heladas matan algunas larvas de insectos y elimina los diferentes hongos perjudiciales para las plantas. Así concluimos que el frío es beneficioso para el huerto, siempre que se produzca en su estación correspondiente.
Damos por concluido el mes de noviembre con mucho frío y hielo, dando paso al último mes del año donde finaliza el ciclo y cuando hay poco que hacer en el huerto.

DICIEMBRE EN EL HUERTO

Este mes se puede sembrar bajo invernadero LECHUGA y RÁBANOS. ZANAHORIAS, que han quedado aún por madurar, se puede proteger con un pequeño invernadero.
Después de algún tiempo con heladas nocturnas, por fin subieron algo las temperaturas. Lo que ha hecho posible que la tierra se ablande, eso sí, no del todo, y pueda sembrar los ajos y cebolla. Antes de nada estamos pendientes de la luna. Ya que los ajos y cebollas son bulbos, hay que procurar que la luna esté en fase menguante cuando los sembremos.
Recordamos que en noviembre ya habíamos extendido los abonos necesarios para estos bulbos. Y ya tenemos los bulbillos de cebolla comprados en la tienda y los dientes de ajo recogidos de los ajos del año pasado. En lo que se refiere a los dientes de ajos para sembrar, recogeremos los dientes exteriores de cada cabeza de ajo que son los que enterraremos. En el terreno formamos dos montículos para los ajos y para los bulbillos de las cebollas, para lo que movemos la tierra con una horca e igualamos.




Claramente se distingue la diferencia entre los ajos. Los dientes de ajo de la izquierda son ajos rosas y los de la izquierda son ajos blancos. Los primeros se conservan mejor que los segundos. Al parecer el año pasado se mezclaron las dos especies.

Ya en el terreno he hundido los bulbillos de cebolla a unos 2 cm de profundidad y a una distancia de 20 cm entre bulbillos, ya que meses después ocupan más espacio que los ajos.
Me ayudo de un metro de carpintero para las distancias.
Los dientes de ajo los voy hundiendo de la misma manera que hice con los bulbillos de cebolla, sobre los dos montículos de tierra que se han creado al hacer un surco. Los doy una distancia de 15 cm ya que no engordan tanto como la cebolla. Esta loma de tierra es para que el agua discurra hacia abajo para evitar el encharcamiento.

 Ambos bulbos aprecian el sol, lo que tenemos en cuenta cuando los sembramos. Para terminar, tapamos los hoyos con tierra y presionamos levemente con la mano. Meses después asomaran los primeros brotes.

Otro trabajo que se puede hacer es podar los arboles o  frutales, sobre todo sus ramas más altas.


A punto de finalizar el año propongo algún trabajo que podemos ir adelantando, siempre que el tiempo nos lo permita. Consiste en ir quitando las hierbas que estorban a nuestro cultivo con la ayuda de una horca e ir acumulándolas en un lugar apartado para que el agua, el frío y el sol las descomponga. Así también haremos con los desperdicios de verduras de la cocina.


Por otro lado tenemos que preparar el pequeño invernadero que compramos hace tiempo, para que nuestras plantas crezcan en su interior desde su germinación en óptimas condiciones. Este invernadero estará ocupado por las plantitas hasta su trasplante, allá por el mes de mayo o junio, en esta zona de montaña. Este año se me ocurrió ponerlo en el sentido horizontal sobre una mesa, para que la superficie expuesta directamente  a la luz sea cuatro veces más.
Hay que recordar que el sol ya empieza a ganar terreno, y los días se alargan un poco más cada día. Así empezamos con nuestras labores de cultivo.




TARTA DE QUESO CON MERMELADA DE GROSELLA

INGREDIENTES:

- 500 g de queso fresco batido natural (hemos utilizado dos tarrinas de 500 g de la marca Sannia de Eroski. Para poder utilizar este queso para la preparación hay que colocarlo en un saquito de tela y colgarlo para escurrir el suero. Así de un kilo de este queso hemos obtenido 500 g de queso compacto);
- 3 huevos (separar las yemas de las claras);
- 100 g de azúcar;
- 30 ml de zumo de limón;
- 2 cucharadas soperas de nueces ralladas;
- 1 cucharada sopera de mantequilla derretida;
- 1 cucharada sopera de azúcar glasé;
- 4 g de agar-agar (gelificante vegetal);
- 100 g de galletas saladas (hemos utilizado crackers de la marca Tuc);
- 4 cucharadas de mermelada de frambuesa (para el uso en la receta calentar 4 cucharadas de mermelada hasta que esté líquida, pasarla por el colador fino para eliminar pulpa y semillas);
- 1 bote de 400 g de mermelada de grosella (aquí está la receta de mermelada de grosella);
- 200 ml de nata para montar;
- molde metálico de 22 cm. de diámetro.



PREPARACIÓN:

- mezclar las galletas en trocitos con las nueces y la mermelada de frambuesa en un cuenco;
- poner el agar-agar en 3 cucharadas soperas de agua para disolverlo;


- untar el molde con la mantequilla derretida y espolvorearlo con el azúcar glasé;














- poner en la base del molde la mezcla anterior de galletas, nueces y mermelada;


- calentar en un cuenco la mermelada de grosella y el agar-agar hasta que empiece a hervir, mantenerlo en el fuego durante 2 min, apagar el fuego dejando la mezcla enfriarse un poco;


- batir 3 yemas con la mitad de azúcar (50 g), hasta que se haga una crema de color amarillo pálido;


- batir 3 claras con el  resto de azúcar (50 g), hasta el punto de nieve;


- colocar el queso en un cuenco y añadir el zumo de limón y mezclar bien; añadir la crema de yemas, mezclar bien; añadir la gelatina de grosella a cucharadas y mezclar bien; añadir a la mezcla las claras montadas y mezclar bien;


- volcar el contenido del cuenco sobre la base de galletas en el molde (igualar con la espátula el grosor del relleno volcado);














- dejar el molde con la tarta en la nevera para que cuaje;

- dejarla en la nevera unas 4 horas antes de desmoldar la tarta.

DECORACIÓN (opcional):

- montar 150 ml de nata para montar con dos cucharadas soperas de azúcar glasé;
- rellenar una manga pastelera con la nata montada y hacer decoración a su gusto;


- calentar 2 cucharadas de mermelada de frambuesa hasta que se ablande; pasar la mermelada por el colador fino para eliminar la pulpa y las semillas;
- cortar del papel del horno un cuadrado con los lados de 15 cm; cortarlo en diagonal para conseguir 2 triángulos y hacer un cucurucho, como se ve en la foto;
- rellenar un cucurucho con la mermelada templada;














- hacer decoración a gusto de cada uno.

El resultado final es el siguiente:













Sugerencias:
Una vez probada la tarta nos gustaría comentar ciertos fallos que encontramos en la receta. Primero, guardamos la tarta toda la noche (no 4 horas) en la nevera y por eso la base de galletas resultó algo más húmeda de lo deseado. Sin embargo, el sabor a nueces era muy agradable. Segundo, las líneas de decoración de mermelada se han hecho algo borrosas por mezclarse con la nata montada, por la misma razón de permanecer toda la noche en la nevera. Tercero, la consistencia de la tarta era de una mousse, por lo cual se cortaba en porciones mal. Sería mejor utilizar el queso fresco en vez de queso batido y añadir más agar-agar (unos 2 g más) para tener porciones bonitas.