Comenzamos el nuevo mes y seguimos con las labores en el huerto, cuando el tiempo lo permite. También nos fijamos en el
calendario lunar.
En este mes plantamos: GUISANTES, ZANAHORIA, COL ROJA, RÁBANOS Y GARBANZOS.
He preparado algunas tablas de cultivo como se ve en la foto, a la derecha está la tabla de cultivo (o sea, la zona donde va un tipo de planta) para tomates y a la izquierda para calabazas. En el medio hay un pequeño paso para las diferentes labores y acceso. Dejaremos la tierra suelta hasta la fecha del trasplante. En ese tiempo el frío, los insectos y hongos harán su trabajo en beneficio de las plantas. Esta labor del terreno enseña como la tierra es más o menos fértil, si es arcillosa o tiene humus, etc.
A la vez que preparo las tablas de cultivo es aconsejable retirar las diferentes malas hierbas que ya se instalaron y comienzan a agarrarse a la tierra, sabiendo que pronto llega la primavera. Será conveniente arrancarlas de raíz, almacenándolas todas en un lado para que se vayan descomponiendo y secándose. Estas nos servirán como acolchado o húmus.
Hay sobre todo dos malas hierbas que es preciso quitar cuanto antes y se adaptan muy bien al terreno:
-La gramma, que es una hierba que se extiende por el suelo, echa unos rizomas que la sirven para agarrarse al suelo y alimentarse.
-La corrigüela, aún es pronto para que crezca pero se nota que empieza a tomar posiciones en el subsuelo, con unas raices largas en forma de espiral, y luego crecerá de la misma forma atrapando nuestras plántulas.
Necesitamos también retirar las piedras, tanto pequeñas como grandes que nos encontramos en la tabla de cultivo, para que las raíces en su crecimiento no se choquen con alguna barrera.
Por último, tenemos que respetar a las lombrices de tierra y las rojas porque estas son nuestras aliadas, ya que fertilizan con sus escrementos, y oxigenan la tierra con sus idas y venidas. Son indispensables en la microfauna de nuestro huerto.
En los días con temperaturas clementes se puede retirar el plástico del invernadero, que construí de manera sencilla, allá por mes de noviembre pasado. Nos encontramos las lechugas de invierno crecidas y que planté allá por Septiembre. También algunos cogollos trasplantados algo después. A partir de ahora es necesario que crezcan un poco más, y la lluvia que caiga les hará crecer.
Las lechuga es una verdura de regadío que le encanta el agua y los terrenos ricos en nitrógeno.
Vemos que las malas hierbas han invadido el terreno debido a la buena temperatura dentro del invernadero. Por lo que ahora hay que realizar una limpieza o escarda a fondo, para que las malas hierbas no invadan toda la zona.
En la zona contigua hemos realizado ya los trabajos de limpieza y escarda. Esta limpieza nos sirve para aclarar la zona, eliminando las malas hierbas que compiten con las lechugas por los nutrientes del suelo. Para esta limpieza he utilizado las herramientas que se ven en la fotografía. Un pequeño gario de dientes planos, es aconsejable no utilizar la pala plana y estrecha por que se pueden cortar las lombrices que habitan en esta zona. Al cortarlas morirán y recordemos que estas lombrices fertilizan la tierra para beneficio de las plantas. También dos pequeñas herramientas para la escarda de aproximación. Son para evitar dañar a las lechugas o levantarlas. Vemos en la foto, en la parte superior derecha, como al hacer la escarda hemos descubierto unas remolachas que empiezan a crecer. Yo intento respetarlas y cuidarlas para que cuanto antes nos sirvan de alimento, como si ya fueran sembradas. Un poco más abajo el montón de hierbas arrancadas, nos servirán posteriormente como acolchado.
En estas últimas fotos se ven las pequeñas lechugas bajo una protección de malla metálica, que sirve además, de estructura para pequeño invernadero, para protección contra los pájaros.
Hace practicamente dos meses que iniciamos los trabajos con las semillas en los semilleros y en el invernadero. Poco después seguimos con unos pimientos y otras pocas berenjenas.
A fecha de hoy 17-3-2013, aquí tenemos los resultados conseguidos hasta ahora. Vemos en el centro de la foto el semilllero con cogollos, listos para transplantar los primeros, los de atrás esperarán un poco más ya que fueron sembrados un mes más tarde. A pesar de estar lejos de la luz como comenté anteriormente y ser su tallo largo, no creo que sea problema para el transplante si tenemos la precaución de no romper el tallo.
A la izquierda y derecha están las berenjenas que ya toman forma de la planta final, antes de llevarlas al terreno. Hay algunas que planté dos semanas después y aún son plantulas pequeñas.
En la primera linea tengo unos pimientos, plantados el 16-2-2013 y ya van creciendo.
Sacamos el semillero de cogollos a la calle, si el tiempo lo permite. Así tenemos más espacio en el invernadero para nuestras plantas y seguimos con los cuidados y vigilancia. No dejando que la tierra se apelmace y endurezca. No hay que dejar que las hojas toquen el plástico, estas pueden estropearse e influir en el crecimiento de la planta. Por lo demás, hay que mantener cierta humedad y no olvidar de ventilar.
Hay que preparar en estas fechas otras diferentes semillas para otras diferentes plantas, como vemos en la foto. Son semillas compradas en diferentes tiendas especializadas de plantas. Una precaución a tener en cuenta es la caducidad de las semillas. Su fecha suele venir en el reverso de los sobres, fijandonos antes de comprar veremos si aún no caducaron.
Hay una técnica que consiste en dejar las semillas que vamos a plantar, unos días en la nevera. Esta técnica al parecer favorece la germinación de las semillas. Yo lo hice con las semillas de zanahoria.
En general vamos a plantar las hortalizas que se llaman de regadio, y como su nombre dice, aprecian y crecen mejor con humedad. No les gusta demasiado el calor, con el cual termina su ciclo. El tomate es diferente y su forma de cultivo es similar al pimiento y berenjena. Estará a punto para el transplante por el mes de Mayo.
¡EMPEZAMOS LA PRIMAVERA!. Por fín estrenamos la tan esperada época, y por fín podemos realizar nuestro trabajo de campo que nos resultará productivo. Aún el clima nos dará algún susto, como pasa todos los años con algunas heladas o nieve inesperada. De todas formas la tierra va calentándose y el sol brilla con más fuerza. Por desgracia aquí, en zona de montaña a 1100 m. de altitud, la temporada de cultivo y recolección es corta por lo que hay que empezar cuanto antes.
Las primeras semillas que puse a remojo, como aparecen en la foto, hace unos días fueron los guisantes acompañados de espinacas. También unas semillas de alcelgas. Puedo observar que algunas están queriendo echar brotes.
Ahora bien, para los que siguen las fases lunares, anteriormente determino en el calendario lunar los días optimos para plantar cada semilla, y así actuo en consecuencia.
Terreno preparado para zanahorias, cerca de cebollas y patatas aún sin plantar y abonado con ceniza. Si fuera necesario habría que incorporar algún que otro abono de nitrógeno ya maduro o descompuesto.
He preparado simultaneamente la hilada para guisantes, abonada con ceniza y azufre, para su correcto crecimiento. No hay que olvidar que a los guisantes les aparece un hongo llamado popularmente cenizo al llegar el calor, dificil de erradicar, por lo que no hay que perder tiempo.
Entre los guisantes he sembrado unas 15 espinacas, en cada hoyo dos o tres semillas por si alguna no sale. El nitrógeno que aportan los guisantes al terreno será aprovechado por las espinacas que necesitan de él para crecer.
A continuación, me he provisto de una ligera malla de alambre y la utilizo de protección contra las aves, muy aficionadas a las semillas. Esta protección se retira cuando plantamos los guisantes y la volvemos a instalar después. También pueden utilizarse unas cajas de fruta.
He trasplantado los cogollos de Tudela al terreno, y el proceso es sencillo. Cortando las puntas de las hojas y no enterrando el cuello de la plántula. También se beneficiarán del aporte de nitrógeno de los guisantes.
Sigamos pués con los guisantes.
En la hilada de tierra anteriormente preparada con ceniza y azufre, y entre las espinacas, nos disponemos a plantar unos guisantes. Este hueco que queda entre las espinacas le revolvemos para que queden bien mezclados el azufre y ceniza. Recordemos
aquí como conseguiamos calcinar huesos para conseguir el fósforo.
Este fósforo o huesos calcinados y triturados, nos sirven como abono. Anteriormente hemos determinado una distancia entre guisantes de unos 20 cm. Realizamos un pequeño agujero en la tierra de 1.5 o 2 cm. de profundidad, donde incorporamos los huesos y mezclamos con la tierra circundante.
A continuación introducimos un guisante en cada hoyo. Realizamos este proceso en cada hueco entre las espinacas.
Finalmente, se tapan las semillas con tierra que se aplasta ligeramente con las manos, si es necesario se riega un poco. No olvidar poner de nuevo la malla de alambre, que protejerá de las aves a nuestras semillas, y vigilar la falta de humedad. Si se prevé que las temperaturas bajen, se puede cubrir con plastico a modo de invernadero.
No se nos tiene que olvidar, ir consiguiendo o buscando unas ramas de más de un 1m. de altura, dependiendo del tipo de guisante, cuanto más ocupen las ramas mejor, para que sirva de sujeción a los vigotes de los guisantes. Estos a su vez se entrelazan en las ramas y así se desarrollan. Estas ramas son necesarias para el crecimiento de los guisantes. Pueden ser de cualquier tipo de arbusto, con muchas ramificaciones. Las ramas han de estar ya secas. Yo utilizo las ramas de los lilos con muchas ramificaciones.
Regresamos al invernadero y seguimos preparando semillas. Ahora le toca el turno a los tomates.
He decidido poner unos 50 o 45 plantas de tomates, de distintas especies, para lo que he repartido cada especie en un frasco con agua. Es para poner las semillas en remojo y que se ablanden durante 24h. Si cuando termine este tiempo hay semillas que flotan en el agua, estas son no aptas para plantar, ya que por dentro estarán huecas y contienen aire. Las semillas del fondo son válidas. El proceso de plantación pasadas las 24h. es el mismo que con las berenjenas o pimientos.
Esperad a la luna creciente a ser posible.
Hay un bulbo que no es muy común en los huertos pero se cultiva con gran facilidad, es el rábano.No necesita cuidados ni abonos específicos, solo la presencia de humedad para su correcto crecimiento y escardar las malas hiervas de su alrededor. Además se puede sembrar en la misma parcela su cultivo sucesivo y crece pronto.
El proceso es sencillo, se habre un pequeño surco en la tierra donde, a lo largo de él, se van depositando las semillas. A continuación se tapan con la tierra de los lados. Previamente las semillas las puse en remojo uno o dos días.
Ahora le toca el turno a las zanahorias. La tierra está humeda y después de haber mezclado la ceniza y la tierra he abierto tres pequeños surcos, para lo cual me he ayudado de un par de cuerdas, atadas a unas piedras, de lado a lado del cultivo y estando tensadas. Estas cuerdas me hacen de guía para trazar mi surco, no muy profundo, 1 o 2 cm. A lo largo de los surcos reparto las semillas de zanahoria y a continuación tapo los surcos con la tierra. Retiro las cuerdas y las piedras que las sujetan y dispongo un enrejado contra los pajaros. Al ser unos días lluviosos no es necesario regar.
Recordar retirar las piedras que nos encontramos cuando preparamos los surcos, en cualquiera de nuestras plantaciones.
Semillas de espinacas germinando en algodón húmedo, dentro de un frasco de vídrio: