Los riegos habituales han de hacerse, si es posible a la caída del sol. Así evitaremos la evaporación rápida y damos más tiempo para que la planta se nutra del necesario elemento. A tener en cuenta en el riego, es el lugar de la planta donde se realiza este, se deberá hacer en la base de la planta donde nace el tallo. No mojamos las hojas de la planta, ya que estas podrían coger algún hongo y perjudicar a la planta.
A medida que la planta crece hacemos pequeños atados a un tutor o guía que ha de ser resistente, ya que cuando los tomates crecen el peso de la planta también aumenta.
La grosella empieza a estar madura, con la que luego podemos hacer mermelada.
Las flores de nuestros guisantes se trasforman en deliciosas vainas rellenas con sus granos sabrosos. Estos los recogeremos más adelante cuando la vaina y los granos de su interior ganen tamaño. Para ello no hay que descuidar el riego. El guisante es muy sensible a la falta de agua y al calor, por lo que los mantendremos frescos y húmedos. No olvidar podar el guisante cuando sus bigotes ya no tienen donde agarrarse para seguir creciendo, podar o cortar donde nace la última rama y no donde salen sus flores.
La remolacha es otra planta que necesita mucha agua para crecer, además de una buena tierra. Básicamente es su bulbo el que sirve de alimento, pero a veces podemos utilizar sus hojas si presentan buen estado. Necesita sol para crecer bien al igual que casi todas las plantas.
Tenemos presente como nuestros garbanzos progresan y las flores de color blanco en cada planta, flores que más adelante serán vainas con sus frutos. Después de un aporcado y escarda realizados desde su germinación, no ha sido necesario ningún otro trabajo. Crecen bien sin ningún riego y solo he retirado las piedras más grandes. Eso sí, necesita del sol para crecer.
Podemos recoger la manzanilla que estará ocupada por distintos huéspedes, como nuestra apreciada mariquita y otros. Cuando los pétalos de sus flores están hacia atrás y han perdido su color amarillo vivo por otro más pálido es la hora de recoger sus flores. Esta labor es entretenida ya que cuantas más flores recojamos más flores nuevas salen. Evitaremos arrancar parte del tallo junto a la flor.
Utilizamos esta manzanilla más adelante, como remedio curativo de algunas enfermedades o para la fabricación de jabón.
Otras flores con las que nos encontraremos un poco más tarde son las flores y semillas de las lechugas entalladas. Es cuando la lechuga pierde su forma y su tallo se eleva para echar semillas. Suele pasar cuando la temperatura supera los 25 grados y hace mucho calor. Depende de cada especie, pero por lo general así sucede. Hemos dejado que se entallen tres o cuatro lechugas para recoger sus semillas, y plantando estas obtendremos otras lechugas.
Los días de mucho calor afectan a los frutos de berenjena. El pequeño tallo que sale de la planta y se une con la flor o fruto, se debilita y la flor cae por lo que nos quedamos sin fruto. Para evitar este inconveniente se puede espulverizar con agua las flores de nuestra berenjena y la unión con la planta. Así esta zona se fortalece y la flor no cae. Este mismo inconveniente se da en tomates y pimientos por lo que estaremos alerta.
Al igual que en los tomates hay que eliminar los brotes laterales que dan lugar a una nueva planta, y reducen el crecimiento deformando la planta.
No olvidemos las calabazas, estas siguen creciendo y el acolchado de hierbas mantiene la humedad durante más tiempo. Es la forma de evitar la evaporación del agua de riego en los días de mucho calor.
Los guisantes ya los estamos recogiendo, es un poco tarde para su cosecha. La naturaleza tiene estas cosas, y el fruto se empezó a formar muy tarde. Los mantendremos con humedad para que su cosecha se alargue lo máximo posible. La forma de saber cuando han llegado a su madurez es una linea de color blanco que aparece sobre su vaina.
Ante la subida de las temperaturas, las plantas nos avisarán de la falta de agua. Solamente hay que estar más pendiente que en otra época. Regaremos como ya hemos dicho en la base de la planta, evitando mojar las hojas y con la alcachofa de la regadera.
Las judías de mata baja ya empiezan a aparecer, aunque su tamaño sea reducido seguimos con los cuidados y riegos.
En las plantas de garbanzo también empiezan a aparecer los frutos.
Volvemos a mencionar al guisante para decir, que cuando la parte donde se une el fruto con la rama que le acoge, se seca, entonces el guisante ya está maduro y se puede recoger. Se sujeta el extremo de la rama con el pulgar y la mano cerrada, y con la mano cerrada los otros dedos tiran hacia afuera.
A la fecha que estamos, 14 de julio, las hojas amarillean y se secan a 28 grados empezando por las hojas inferiores. Para evitar que la planta se seque por completo regamos cada dos días manteniendo la base de la planta húmeda.
Puede que nuestras cuerdas que utilizamos para el atado de las plantas, con el tiempo se pueden deshacer por sus extremos. Lo evitamos dando unas vueltas de cinta aislante, así mantenemos sus hebras unidas.
Si recordamos, allá por el mes de mayo o junio fabricamos purín de ortiga para estimular a las plantas. Ahora ya se puede ver las plantas que se han quedado atrás o no crecen y es el momento de aportar este purín. Lo diluimos en 10 partes de agua por una de purín y regamos allí donde necesitemos cada 10 o 14 días, y veremos como nuestra planta se reactiva.
Para aprovechar las cualidades de las malas hierbas se pueden dejar estas a macerar y después de unos días regamos con esta agua.
Si observamos bien, los ajos y cebolla ya tendrían que estar secos, pero aún siguen en su proceso. Por lo que posiblemente las demás hortalizas tengan un retraso en su formación.
Los tomates, bien sujetos a los tutores, siguen echando flores. A veces demasiadas en un racimo, por lo que despunto las últimas para favorecer el fruto de las demás. El tomate se suele podar o despuntar su tallo principal, después de haber aparecido el cuarto racimo de flores, pero nosotros dejaremos alguno más, allí donde el tutor lo permita y llega a más altura.
Ya los pepinos adquieren cierto tamaño, por lo que hemos decidido situarle un soporte para que se enrede en este. Se puede dejar que la planta se esparza por el suelo, pero así ocupará más espacio.
Una planta-arbusto como la uva de espino, plantada unos años atrás, comienza a dar sus frutos y vemos como maduran y cambian del verde al rojo oscuro.
Ya los pepinos adquieren cierto tamaño, por lo que hemos decidido situarle un soporte para que se enrede en este. Se puede dejar que la planta se esparza por el suelo, pero así ocupará más espacio.
Una planta-arbusto como la uva de espino, plantada unos años atrás, comienza a dar sus frutos y vemos como maduran y cambian del verde al rojo oscuro.
Regresamos a los guisantes y vemos aparecer el hongo del cenizo o oídio, es el punto blanquecino que aparece sobre sus hojas. Si se deja, invade toda la planta hasta matarla. Para erradicarlo espulverizamos azufre, aunque será una batalla perdida. La foto de la derecha muestra la diferencia entre un guisante al que le falta madurar un poco, y uno ya maduro. En el guisante maduro se ve la parte que recubría la flor al principio, ya seca. En el guisante a falta de madurar, la misma parte está verde.
Aquí vemos un calabacín ya creciendo y echando sus flores. La flor que vemos en el extremo del calabacín, a la izquierda, es la flor del fruto o la flor femenina. La flor del tallo de la derecha es la flor masculina y no da fruto. La función de estas dos flores es que el polen de la flor masculina poliniza la flor femenina. Para ello estas dos flores deben de estar abiertas y se produce la polinización, de lo que se suelen encargar las avispas o abejas, también otros pequeños insectos. Hay gente que realiza esta polinización manualmente con unos bastoncillos de algodón, llevando el polen de la flor masculina a la femenina.
Nos puede pasar que aunque la planta tenga buen aspecto los primeros frutos se pudren cuando están pequeños, es debido a que no se ha producido la polinización, posiblemente porque no había flores masculinas. Estos primeros frutos que se pudren los cortamos lo antes posible y tiramos al compost.
Hemos recogido un manojo de zanahorias, con las que se puede preparar dos tarros de zanahoria coreana. Receta que podéis encontrar en este blog en la sección de recetas.
Hay un poco de todo, grandes y pequeñas. Es lo normal en un cultivo ecológico. Alguna esta bifurcada, tiene sus raíces divididas en dos o tres direcciones y no ha crecido correctamente. Esto es debido generalmente a la presencia de alguna pequeña piedra en la zona donde se desarrolla la zanahoria. Por eso es muy importante retirar todas las piedras posibles cuando labramos la tierra.
Otra consecuencia que se detecta, es la zona verde en la cúspide del fruto, debido a la exposición al sol. Es como sucede con las patatas cuando sobresalen al exterior. Para evitar esto hay que realizar un pequeño aporcado para proteger los frutos del sol. Esta zona no será comestible.
Hemos recogido las zanahorias que parecían más grandes dejando hueco para que se desarrollen las pequeñas, al igual haremos con la remolacha.
Si disponemos de bastante ceniza se puede abonar la planta a la vez que la regamos. Es un método sencillo, y consiste en diluir una cuchara de ceniza por cada litro de agua. Luego este agua se utiliza para regar nuestras plantas.
No nos olvidamos de los rábanos que plantamos durante el verano y regamos regularmente. La ventaja de esta pequeña hortaliza es que no necesita muchos cuidados ni abonos y crecen rápido.
Los guisantes parecen resurgir de sus cenizas, cuando parecía que todo había acabado, en sus axilas comienzan a aparecer brotes nuevos y flores nuevas. Será por el riego que no deja morir a la planta, así seguiremos en el empeño de alargar la cosecha.
Recogemos los frutos de la uva de espino, también llamado grosellero espinoso, cuando estos han madurado y su color es rojo oscuro. Es un fruto poco común pero muy rico en nutrientes, que merece la pena cultivar.
Antes de terminar el mes hago un repaso de algunas plantas.
Los tomates ya están formándose y poco a poco crecen hasta su tamaño natural, cuando empezarán a madurar. No hemos tenido que olvidar pinzar o eliminar los brotes que crecen en las axilas, si son brotes florares se dejan. Hemos podado el tomate para que no crezca más en el brote principal, después del cuarto racimo. Esto es opcional, pero si el tutor que le sujeta es pequeño lo recomiendo.
A nuestra derecha tenemos nuestra planta de calabacín, con un fruto creciendo gracias a que realicé la polinización manualmente. La verdad que estoy algo asustado y alarmado por la escasez de insectos, que realizan la polinización de forma natural. Aún no he notado la presencia de avispas, abejas o abejorros que se encargan de esta tarea, para nuestro beneficio. Anteriormente ya comenté algo de como se realiza la polinización con un algodón.
Los tomates ya están formándose y poco a poco crecen hasta su tamaño natural, cuando empezarán a madurar. No hemos tenido que olvidar pinzar o eliminar los brotes que crecen en las axilas, si son brotes florares se dejan. Hemos podado el tomate para que no crezca más en el brote principal, después del cuarto racimo. Esto es opcional, pero si el tutor que le sujeta es pequeño lo recomiendo.
A nuestra derecha tenemos nuestra planta de calabacín, con un fruto creciendo gracias a que realicé la polinización manualmente. La verdad que estoy algo asustado y alarmado por la escasez de insectos, que realizan la polinización de forma natural. Aún no he notado la presencia de avispas, abejas o abejorros que se encargan de esta tarea, para nuestro beneficio. Anteriormente ya comenté algo de como se realiza la polinización con un algodón.
Una col que a duras penas ha sobrepasado los cambios bruscos de temperatura, y en la que vemos como ha sido atacada por diversos insectos. Lo que quiere decir que es buena de sabor.
Recogemos los primeros ajos, una vez que los tallo están secos. Si el tallo está verde los dientes del ajo igualmente lo estarán. Aún quedan muchos tallos verdes por lo que esperaremos a agosto a que se sequen del todo. Levantamos la tierra con una herramienta sin dañar el ajo, y cuando este está arriba tiramos de él. A continuación limpiamos su parte exterior, y no dejamos la película sucia del exterior, como el ajo de la derecha de la foto.
Si recordamos aquella planta de pepino a la que pusimos una rama para que trepara por ella, vemos como ya se ha desarrollado y aparecen los primeros pepinos. De momento seguimos con los riegos y cuidados.
Las patatas no pasan por su mejor momento, tengo que decir que no han ido bien del todo. Las sigo regando para recuperarlas, pero el caso es que debajo de unas matas se instalaron unos ratoncillos, al parecer, y se comieron las patatas plantadas. De todas formas hay que regar esta planta sin dejar que la tierra se seque y cuando las hojas y el tallo se secan ya se podrán recoger levantando la tierra con el gario.
Los guisantes los recogemos, antes de que llegue el calor. Algunas de las vainas tienen un buen tamaño y parece que nuestro trabajo en los meses anteriores dió resultado. Por otro lado no se nos olvidará hacer un aporcado a los garbanzos, que tienden a caerse a medida que crecen.
Cuando las temperaturas empiezan a subir vemos que las matas de guisantes empiezan a secarse, vemos a la vez los ajos y las cebollas que como los anteriores se secan y finalizan su ciclo. Las patatas igualmente empiezan a secarse, pero a estas por el contrario las sigo regando. Las zanahorias y calabacines los seguiremos regando sin falta y a los tomates pronto pondremos un tutor definitivo que sujete la planta.Tanto cebolla como ajos deben de tener el tallo seco cuando se recojan, y ambos se sacan de la tierra con la ayuda de una herramienta que nos permita hacer palanca por debajo de los bulbos.
A las alturas del mes en las que estamos, día 20, tal vez nuestras calabazas estén ya algo crecidas. Si nos fijamos en su tallo vemos como salen de él unos pequeños rizomas o extremidades en forma rizada y lisa. Estas extremidades se agarran al terreno, introduciéndose en él, de donde recogerán nutrientes y humedad. Son unas raíces suplementarias que ayudan a la planta a alimentarse. Una vez localizadas estas raíces de ayuda, hacemos un pequeño hoyo en la tierra donde se encuentran estas y las tapamos con la tierra sobrante, como se ve en la foto.
Las patatas que poco a poco recogemos pueden tener una zona verde sobre el tubérculo. Esto se debe a la exposición solar. Por ello hay que vigilar que ninguna parte del tubérculo esté al descubierto mientras crece o cuando la mata este verde o seca. De lo contrario hay que desechar esta zona ya que es venenosa.
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